A lo largo de mi carrera profesional he observado lo común que es confundir la marca con un producto o servicio y a su vez con la identidad gráfica. Establecer claramente estos tres conceptos es fundamental para hacer realidad una idea de negocio y lograr el éxito.
Construir una marca y una identidad gráfica sobre un producto no es cuestión de “me gusta o no me gusta”. Forma parte de un complejo proceso de investigación y planificación, para determinar las estrategias que se llevarán a cabo.
Una vez se tenga el producto hay que construir la marca. Lo primero es visualizarla como otro habitante en una comunidad. Recuerda que habrá otros productos con el mismo fin por lo que debe sobresalir, se tiene que diferenciar. Las creencias y los valores de la marca deben ser afines con los de la comunidad donde va a vivir. Es por eso, que hay marcas que pueden insertarse orgánicamente en conversaciones cotidianas.
La construcción de una marca comienza con:
Una vez se delimiten los factores antes mencionados se sientan las bases para construir la identidad visual de la marca. Cuando el equipo de diseño comienza a elaborar dicha identidad utilizará los elementos gráficos que comuniquen los valores, la personalidad y la voz de la marca, y que sean afines con su esencia y audiencia. Es indispensable que la identidad sea consistente en todos los puntos de contacto que tenga la marca con su audiencia.
Cualquier inversión de tiempo y dinero para definir claramente la esencia de la marca valdrá la pena a mediano y largo plazo. Todos los esfuerzos de comunicación deben girar en torno a un mensaje en común que promueva la esencia de la marca.
Un producto con marca y una identidad gráfica bien definida equivale a una posición sólida, para conectar con más consumidores y garantizar su lealtad.